jueves, abril 26, 2007

peripecias por el gran(tran) santiago (1ºparte)

Aquel día nefasto iba yo corriendo hacia mi posible destino, no sabia donde estaba ni hacia donde iba, solo sabia que estaba en lo correcto. Había caminado toda la tarde y como si fuera poco venia de campus lo contador de la cato…
Cuando entre a agronomía me dijeron algo bastante particular “weon, aquí hay carrete cuando menos lo esperas”, si, y así lo comprobé llegando de salida a terreno los buses abren sus puertas para solo mostrarnos la cagada que estaba, masas de gente de otras carreras llegaban con chelas en las manos, bolsas plásticas de dudosa procedencia, y taciturnas nubes de pito. Como que no te quedas decían mis compañeros, tenia cosas que hacer, horas que cumplir. De la nada aparece uno de mis conocidos, weon, 3 piscolas por luka “…como no quedarme….”, los asuntos pueden esperar digo, seguido un suave grito alusivo a la condescendiente de mi dedición de parte del grupo que me rodea. Y bien, ahí estaba, sentado en los pastos de mi facultad, tomando piscola y fumando uno de mis nunca tan bien ponderados cigarros hechos a mano. Iba ya en mi tercera piscola cuando decido mirar la hora, si, todo mal, todo esta descolocado, necesito partir. Me ven arreglándome e insisten en que me quede, pero ya un rotundo no se hace sentir, veo mi vaso, veo que le están ya echando el ojo, en eso me dicen algo, me retan a hacer un africano antes de irme, taso el vaso y acepto, meto mi mano en el contenido y saco cualquier rastro de no liquido y lo deposito en otro vaso, lo miro nuevamente y procedo a colocarlo en mi boca, inclino mi cabeza y pum, tomo el vaso vació lo aplasto contra mi cabeza y lo lanzo, lazo mi bolso al hombre y me despido con un movimiento de mano, en marcha estaba y quedaban atrás vítores y risas. Tenia que pasar por biblioteca para pedir un libro, pero ya a medio camino las piscolas me estaban cobrando la cuenta, en especial la ultima, de igual forma saco mi credencial y trato de aminorar al mínimo mis expresiones a lo jack sparrow. Finalmente voy al metro y cometo el gran error de sentarme en el piso, a cada frenada del tren mi mundo se desdoblejaba, torcía constantemente y a la vez se fusionaba. Temía todo, lo único que me quedaba era mi conciencia, mi cuerpo ya no sirve en este plano. Mi cabeza apoyada en la puerta del tren gira un poco al escuchar estación baquedano, pero aun quedaba un gran desafió, levantarme. Una mano en el piso, otra en el pasamanos y tensión en mis piernas, impresionantemente logro pararme sin mayor escándalo, aun no revelo mi estado. Necesitaba ir a campus lo contador a buscar una película, ni siquiera sabia donde quedaba, pero recordé que había consultado antes de abandonar san Joaquín, se me dio instrucción de bajarme en el metro baquedano. Tengo ganas incontrolables de orinar, la segunda cuenta llegaba a mi mesa. Mi mente empieza a procesar las posibilidades de lugares donde responder al llamado de la naturaleza mientras atravesaba el rió mapocho, árboles, postes, el kisko de don juanito, lo que sea. Mis ojos brillan al ver la facultad de derecho de la chile, razono un poco, no tengo pinta de humanista y ni siquiera soy de la universidad, bien, no perdía nada en intentar. Entro y me enfrento a un grupo que si eran alumnos, iban saliendo de una prueba, bien, al menos no desentonaba un sujeto con aspecto de universitario con cara de nada, la depresión se olía a grandes rasgos. Sigo caminando, no veo los monitos que indiquen que hay baño y desisto de preguntar ya que ante la más mínima palabra soltaría mi tufo que levantaría muchas sospechas. Al fin cuando ya daba por perdida mi travesía, vi a un sujeto saliendo de un esquina sobandose las manos como mosca, o este tipo se tiro a una mina o salio de un baño. A mi suerte la segunda opción era mas correcta, aunque saliendo de un baño no deja en descarte la primera. Al final seguía en mi extraña senda, recuerdo otra instrucción, calle el comendador y a un costado del cerro san Cristóbal, obviamente nadie tenia información clara, pero si había un consenso, todos indicaban el debo al infinito y decían: queda súper lejos pero si siegues caminando… ya me empezaba a poner nervioso, la hora avanzaba y no llegaba a ninguna parte, así que ya cansado y desesperado por no saber donde estaba paro un taxi que para mi gran suerte, no sabia que mierda estaba hablando, paro otro, entro y esta este típico viejo con cara de mafioso, el vehiculo repleto de chuchearías y un extraño olor a desodorante para autos y dinero. En 5 miserables minutos llegue al campus y pregunto donde esta la biblioteca, se me dan instrucciones raras, aun así las entiendo. Era un tanto bizarro el asunto, entre a una casa colonial de estas con patios centrales y weas raras, pero dos hechos ya no los creía. En un pasillo de adobe, siguiendo el esquema colonial, de la nada aparece un cajero automático y al final del pasillo se vislumbraba algo similar a una entrada de metro, bajo y para mi sorpresa era la biblioteca, pido la película y salgo corriendo, a estas alturas tendría que hacer magia para hacer calzar el horario.
Ya había cruzado el rió mapocho y sigo corriendo sabiendo que en algún momento me encontraría con la calle providencia, en esos momentos ya se me habían pasado todos los síntomas de ebrio.
Aquel día nefasto iba yo corriendo hacia mi posible destino, no sabia donde estaba ni hacia donde iba, solo sabia que estaba en lo correcto. Había caminado toda la tarde y como si fuera poco venia de campus lo contador de la cato, se me mal entrego información de cómo llegar, ya despilfarrado mi tiempo mi único consuelo era que tenia lo que quería en mi mochila…
To be continued…