peripecias por el gran(tran) santiago (2ºparte)
(se recomienda leer 1ºparte para quienes que no lo hicieron)
…En aquel instante miro impávido mi mano, como sucedió, cuando sucedió, solo sentía una gran fuerza, sabia que no tenia que ceder, me demoro en digerir la situación, mi mente no responde a los hechos….
Ya el cansancio del día se empezaba a sentir con un constante jadeo, mis pies me dolían y mis tendones ya tensos, no aguantaban un esfuerzo más, sin embargo, ahí esta, providencia, por fin una cara conocida. Me detengo un poco a evaluar la situación, miro hacia ambos lados, calculo distancias y dispongo a seguir corriendo, solo el símbolo de los tres rombos rojos detiene mi marcha. A mi suerte aun el paso de los estudiantes era gratis, así que solo muestro mi pase y entro. Solo por curiosidad miro el cartel de la estación “pedro de valdivia” y me baje en baquedano, “guardia, hijo de la gran(…)”. Ahí estaba yo, en el transardina con las piernas echas bolsa, sin ningún criterio de pedir asiento y ya el cansancio me comía como agorex sobre plumavit. Sin previo aviso se sube un sujeto, estos de que tú sabes que vienen de una contracción o algo similar, de una jornada ardua y un paseo por la botillería. Varias cosas me indicaron malos augurios, había entrado al metro con una lata de cerveza, por el sonido que emitía podía inferir su estado de media llena, constante tambaleo, ojos rojos y el constante hostigamiento para quienes le rodeaban, no es el arquetipo del borracho con el cual gustarías de toparte. Gracias al gran plan comparte tu metro cuadrado estaba demasiado cerca, sin embargo, no me prestaba atención a mi, se dedico a provocar al que tenia enfrente. En una estación se bajo gente, pero no la suficiente para alejarme del peligro, seguía donde mismo y mi distraída mirada solo ve hacia el túnel.
Mi instinto me predicaba peligro inminente, mas solo me dedique a ver como pasaban las luces en el túnel, pero, en aquel instante miro impávido mi mano, como sucedió, cuando sucedió, solo sentía una gran fuerza, sabia que no tenia que ceder, me demoro en digerir la situación, mi mente no responde a los hechos, al recuperarme de doy cuenta de que sujetaba la muñeca de aquel tipo mencionado, la muñeca no me importaba, en su mano había un cuchillo, cuya punta a solo centímetros de la espalda del tipo de adelante, que si me preocupaba. En desesperación mi mano se cierra con mas fuerza y la otra se pone alerta ante cualquier imprevisto y solo sale un grito sin sentido de mi boca “quien viene con este weon” todos me miran desconcertados y se dan cuenta de lo que pasa, pero nadie responde, solo se apretujan como corderos asustados “cobardes”. Ya llegando a la estación los héroes todo el tren se tambalea, y el tipo con un movimiento torpe hacia atrás da indicios de retirada, mira con más odio al que estaba adelante, por un momento, while soltaba su mano se me paso por la mente “seguramente le dio rabia no cometer su voluntad, quizás pensó que tenia algún campo de fuerza o algo así…” justo cuando se están abriendo las puertas, muestra con orgullo su arma, su cuchillo, la mascara donde escondía su cobardía. Ya con pavor, todos miran como baja con tambaleante impunidad el susodicho sujeto. Era todo un metro, como demonios alguien más aparte de mi tubo un desenfreno temerario o algo así. Ya retirada la amenaza procedemos a bajar del tren como corderos desesperados, somos la sociedad perfecta, una manada que esta llena de ronin. Ya había evitado un accidente, por que iría a dejar suelto en el metro a ese weon, con mas decisión me acerco a un guardia y con lo poco de esperanza que me queda de quienes me rodean hago un escándalo “…como puede ser que dejen a alguien en estado de ebriedad con un arma blanca…”sin embargo nadie me toma en cuenta, solo unos cuantos se voltean y se muestran con miedo, pero no entran en juego, el guarda solo se excusa con un “que importa esta lleno de esos weones todos los dias…” en aquel instante nació en mi, si, que importa, ojala mate a alguien y podamos tener una excusa mas contra transantiago, ya esta en otro tren, es problema de otro. Se a desvirtuado toda imagen mía referente al metro, antes lleno de profesionales de la clase media, hoy, atestado de borrachos y flaytes, hasta ir a la legua me suena mejor panorama, al menos, las personas que aun creen en la sociedad que viven ahí, te reciben como mesias….
la frase:
"ese es el olor de los cigarros de pollo..."